SIRE

SIRE
SERVICIO DE INFORMACION RADIO EMERGENCIA

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Al menos siete personas murieron y otras siete están desaparecidas en Japón por el paso el miércoles del potente tifón “Roke”, que obligó a evacuar a más de 16,000 personas, condujo a la cancelación de más de 600 vuelos y dejó 500,000 viviendas sin electricidad.
Apenas quince días después de que otro tifón, el “Talas”, causara un centenar de muertos y daños millonarios, Japón volvió a decretar la alerta en casi todo el país por la llegada del “Roke”, con lluvias torrenciales y vientos de hasta 216 kilómetros por hora.
El tifón tocó tierra a las 2 pm local en la provincia de Shizuoka, al sur de Tokio, donde causó cortes de electricidad en más de 300,000 viviendas, según la televisión pública NHK.
Desde allí continuó su trayectoria hacia el noreste a una velocidad de 45 kilómetros por hora y llegó hacia las 6 pm local a Tokio, con vientos huracanados y precipitaciones que obligaron a suspender buena parte del servicio de tren y metro, principal arteria de transporte de la metrópolis.
En lugares como la céntrica estación de Shibuya o la concurrida Ikebukuro se veían filas interminables ante las paradas de autobuses y taxis, mientras muchos tokiotas se resignaban a hacer largos trayectos a pie a pesar del viento y la lluvia.
En las estaciones ferroviarias se aglomeraron miles de personas a la espera de la reanudación de los servicios, en escenas que en algunos momentos recordaron, por las largas y resignadas esperas, a las vividas la noche del gran terremoto del 11 de marzo.
El servicio de “shinkansen” (tren bala) entre Tokio y Osaka permaneció varias horas suspendido, y a última hora de la tarde el tramo entre la ciudad de Nagoya y la capital estaba aún paralizado, lo que supuso la cancelación de un centenar de trenes.
También se suspendieron 603 vuelos, buena parte de ellos con llegada o partida del aeropuerto tokiota de Haneda, que detuvo prácticamente todas sus operaciones por los vientos huracanados del tifón.
El “Roke” pasó a primera hora de la noche por la provincia de Fukushima, donde las precauciones se habían estrechado en la maltrecha central de Fukushima Daiichi, en la que por el momento no se ha informado de ninguna anomalía a causa del tifón.
En previsión de las fuertes lluvias y viento los trabajadores habían levantado barricadas con sacos de arena en torno a las unidades dañadas y amarraron con cuerdas las bombas y las tuberías utilizadas para inyectar agua.
A la alerta por el paso del “Roke” se sumó la inquietud provocada por un terremoto de 5.3 grados de magnitud en la escala de Richter que tuvo lugar hacia las 10:30 pm local con epicentro en la vecina provincia de Ibaraki y que se sintió también en Fukushima.
La operadora de la maltrecha planta nuclear, TEPCO, indicó a que aparentemente el seísmo no causó nuevos problemas en la planta, aunque matizó que permanecerá atento durante las próximas 24 horas para confirmar que no hay irregularidades.
En las provincias de Fukushima e Iwate, ambas afectadas por el seísmo de marzo, las autoridades instaron a dejar sus casas a 69,000 personas, incluidas muchas familias que se encontraban en viviendas temporales tras haber perdido las suyas por aquella catástrofe.
Hasta el momento, el “Roke” ha dejado siete muertos y siete desaparecidos en distintas provincias del centro y sur del país y ha causado al menos 152 heridos, la mayoría debidos al viento, además de provocar cortes de luz en numerosas localidades.
En la provincia de Aichi obligó a evacuar a más de 14,000 personas y a varios cientos en otras localidades del centro del país, mientras que desde ayer las autoridades han recomendado a más de un millón que dejen sus casas por encontrarse en lugares de riesgo.
La alerta por el tifón detuvo la producción de numerosas fábricas en Aichi, ente ellas las de grupos como Toyota o el industrial Mitsubishi Heavy.
El gigante del motor cerró temporalmente once de sus centros, incluidas dos plantas de ensamblaje, mientras que Mitsubishi Heavy paralizó media docena de sus fábricas en la zona e instó a los empleados a permanecer en sus casas.
En Okinawa (sur), la refinería Nansei Sekiyu, propiedad de la brasileña Petrobras y que produce unos 100.000 barriles diarios, reanudó tras el paso del tifón sus operaciones marinas después de varios días detenidas como medida de prevención, según un portavoz del grupo.