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viernes, 23 de enero de 2015

DOS ESPAÑOLES DESAPARECIDOS POR NAUFRAGIO DE EMBARCACION EN PERU

El nombre de Pedro García-Mauricio Soldevilla, escultor sevillano de 36 años, aparecía hace ahora un año reseñado en algunos periódicos chilenos. El artista formado en la escuela Della Robbia, de Gelves, es el autor de la escultura del misionero Antonio Ronchi que el municipio de Aysén, en la Patagonia, inauguró el 28 de enero de 2014. Un año después, él y su hermano Javier -perito agrícola de 34 años, que también ha trabajado para el gobierno chileno en la zona, construyendo invernaderos que resistan a la adversa climatología- son noticia porque están entre los nueve desaparecidos en el naufragio de una embarcación en el río Urubamba, en Perú. El siniestro se produjo a las 23:00 del sábado, 17 de enero, hace hoy cinco días, durante una tormenta. Seis pasajeros pudieron salvarse en ese momento y el cadáver de otro ciudadano peruano fue recuperado miércoles.    
Al cierre de esta edición, la familia de Pedro y Javier no tenían noticias nuevas del Ministerio de Exteriores, que les alertó del suceso el miércoles 21, cuando se confirmó que los dos españoles en la embarcación y de los que hablaron los supervivientes son los hermanos García-Mauricio. Según Natalia Soldevilla, su madre, Pedro había estado en los últimos meses en Bolivia y Javier, colaborando con una ONG, en un proyecto de ecoturismo, cerca de Lima. Se habían reunido cerca de Cuzco, para realizar este viaje por el cauce del Urubamba, uno de los grandes ríos de Perú, que bordea el Machu Picchu y se adentra en la selva amazónica.
Es un cauce peligroso, por sus crecidas, en las que se arrastran muchos materiales. Sólo se permite a las "lanchonas" como en la que viajaban Pedro y Javier navegar entre las 6:00 y las 18:00, cuando la visibilidad ayuda a sortearlos. En el momento del suceso, la embarcación estaba amarrada en una población llamada Santa Elena, en la provincia de Atalaya, que pertenece al Departamento de Ucayali, en el centro-este de Perú y en zona de selva. Pero, según los datos que tiene la familia -Pedro y Javier son los mayores, pero tienen otras dos hermanas- la fuerte tormenta y la avenida de agua hizo que se soltara y quedó a la deriva, hasta que volcó. En la cubierta había un tractor y maderas, que pudieron hacer que la nave, Chacalito, en la que viajaban 16 personas entre pasajeros y tripulación, se desequilibrara. Entre los pasajeros había tres niños y un bebé, que están desaparecidos. Casi todos dormían en ese momento en camarotes. Pero, teniendo en cuenta que hay supervivientes, la familia no pierde la esperanza de que los dos jóvenes pudieran llegar a la orilla. Están en buena forma y acostumbrados a la aventura. Antes de trasladarse a Sudamérica, Pedro estuvo dos años en Sudáfrica,  con comunidades indígenas, donde ayudó a construir, entre otras cosas, un dispensario. La familia pide que la búsqueda no cese, aunque la climatología lo está complicando. Según su madre, que ahora vive en Mairena del Aljarafe aunque la familia ha crecido en Triana y Los Remedios, unos amigos se iban a desplazar a Atalaya desde Lima.
Las tareas se reanudaron ayer a las 5:00 hora local, las 11:00 en España, y en ellas estaban participando la Policía y la Marina de Guerra peruana. Dos lanchas recorren el río desde la localidad de Atalaya, aunque la corriente, la turbidez del agua y las ramas que arrastra han impedido que los buzos puedan explorar el interior del barco, según informó a Efe el comandante de la Capitanía fluvial de Pucallpa. También estaban intentado darle la vuelta. Se intentó el miércoles, pero el terreno fangoso tras varios días de lluvia no lo permitió y, según ha explicado Pedro, el padre de los desaparecidos, en la zona no hay medios suficientes. Fuentes del Consulado de España en Lima informaron a Efe de que están en contacto con las autoridades. La embarcación estaba destinada al transporte de mercancías, según figura en el registro, pero recogía pasajeros durante su trayecto.
En agosto pasado, otro sevillano, Víctor García Montes, de 43 años, desapareció en el naufragio de una embarcación en Indonesia,  durante una tormenta. Días después, perdía la vida en un lugar remoto de ese país, en la isla de Flores, la vecina de Dos Hermanas Ana María Gata, de 43 años, cuando sufrió un neumotórax practicando submarinismo.