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lunes, 5 de septiembre de 2016

PIROMANO DESATA EL CAOS EN XÁBIA CON 3 INCENDIOS CERCANDO UN MILLAR DE CASAS

El fuego devora la montaña protegida de la Granadella y obliga a desalojar a miles de vecinos de 16 urbanizaciones y un camping.

 Los bomberos creen que seguirá activo al menos hasta el miércoles

Una cadena de incendios desató ayer el caos en Xàbia y obligó a desalojar a miles de personas de 16 urbanizaciones del sur del municipio: Villes al Vent, Cansalades Park, Valle del Sol, Valsol, Pinomar, Pinosol, Tossalet, Toscal, Entrepinos, Cap Martí, Costa Nova, La Guardia Park, Adsubia-toscamar, La Colina, La Finca y Altos de Cabanes. También se tuvo que evacuar el camping Naranjal.
Benitatxell también ha desalojado las urbanizaciones de la Cumbre del Sol. A primera hora de la mañana han llegado los medios aéreos, integrados por 15 aviones y helicópteros.
La noche ha sido infernal, ya que el fuego arrasaba la Granadella con un frente de siete kilómetros. Tal es la situación que los bomberos barruntan que el incendio no se dará por extinguido hasta el miércoles, como pronto.
 El origen
Los investigadores no tienen dudas de que detrás de los fuegos está un pirómano. Convirtió Xàbia en un infierno. Primero, sobre las 16.30 horas, originó un fuego en el mirador del Puig de la Llorença, en el Poble Nou de Benitatxell. El fuerte viento de Llebeig empujaba las llamas hacia la Granadella. Los medios de extinción actuaron con rapidez. Dos aviones y dos helicópteros, así como bomberos y voluntarios de Protección Civil, sofocaron las llamas. El incendio ya estaba perimetrado y todos respiraban tranquilos. Se había evitado una catástrofe natural. Pero el pirómano atacó de nuevo.
A 40 metros de donde estaba el perímetro del fuego, y ya cerca de la Granadella, comenzó, sobre las 18.30 horas, un nuevo incendio. Además, tenía dos focos. El intenso viento propagó las llamas a la ladera de la Umbria, ya en la montaña pública de la Granadella. Es una zona forestal de gran valor y muy espesa. El incendio avanzaba ya sin control. La Guardia Civil y la Policía Local empezaron a desalojar urbanizaciones. Las primeras fueron la de Villes del Vent y la de Cansalades Park. No había forma de parar las llamas. Las fuerzas de seguridad también cortaron la carretera de les Cansalades y el Camí Cabanes. A continuación, evacuaron Valle del Sol, Valsol, Pinomar, Pinosol y el Tossalet. Miles de personas tuvieron que abandonar sus casas a todo correr. Muchos lo hicieron a regañadientes. La Guardia Civil tuvo que llevarse detenido a un propietario que no quería dejar su vivienda. De madrugada, las llamas llegaron a Camí Cabanes y se desalojó el camping El Naranjal y también la zona de Rebaldí.
Pero los desalojos estaban más que justificados. Las llamas cercaban miles de viviendas. Y causaron daños importantes en varias de ellas. Al menos una veintena acabaron calcinadas. El fuego llegó al Tossalet por el Camí Vell de la Granadella (la parte alta de esta urbanización de 700 viviendas). También acabó reducido a cenizas el parque público de Pinosol.
El viento, anoche, no había perdido intensidad y seguía empujando las llamas hacia las urbanizaciones. Además, las llamas devoraban la montaña protegida de la Granadella, un edén natural y una de las pocas zonas litorales vírgenes de la Comunitat Valencianal. En el año 2000, también a principio de septiembre, este paraje ya sufrió un terrible incendio que calcinó 500 hectáreas. La montaña se había recuperado de aquella catástrofe natural.
Mientras todos luchaban contra el fuego de la Granadella (a última hora de la noche se incorporó la Unidad Militar de Emergencias), el pirómano todavía sembró un poco más el caos. Sobre las 20.30 horas, prendió fuego al Saladar, un paraje que está junto a la playa del Arenal. Las llamas cogían gran altura en el meollo turístico de Xàbia. Decenas de vecinos de varias fincas de apartamentos bajaron a la calle ante la cercanía de las llamas. Los medios de extinción, para entonces, ya estaban totalmente desbordados. Acudieron a sofocar este fuego voluntarios de Protección Civil de Xàbia. No había más manos.
El incendio del Saladar fue, al final, el que menos estragos causó. Desató gran alarma. Xàbia vivía un infierno, con frentes de fuego aquí y allá (el de la Granadella pronto se disgregó en varias lenguas). El alcalde, José Chulvi, se mostraba consternado y preocupado por tanta destrucción.
Mientras, los vecinos desalojados se resistían a alejarse mucho de la zona del fuego. El ayuntamiento habilitó el instituto Antoni Llidó para acoger a estos vecinos. Pero, a medianoche, sólo habían acudido unas 50 personas. El resto prefirió pasar la noche en vela y al raso, observando desde la distancia el avance del pavoroso incendio.
A primera hora de la mañana, sin embargo, ya eran 279 las personas acogidas de urgencia en el centro educativo, mientras que había otras 122 en diferentes casas particulares y 110 más en el albergue de Benitatxell. Todos los vecinos evacuados han pasado bien la noche y únicamente ha habido que atender durante la madrugada a algunas personas por crisis nerviosas.
La lucha contra el fuego
En el incendio, el despliegue de bomberos y voluntarios fue impresionante. Unos 30 camiones de bomberos, así como brigadas forestales, se desplegaron por la zona. Los voluntarios de Protección Civil de Xàbia y los del Poble Nou de Benitatxell trabajaron a brazo partido toda la noche. La UME envió a 43 militares y 22 vehículos.
El fuego en el Saladar arrasó cañaverales y matorrales y, al cierre de esta edición, ya no se veía llama. Pero el de la Granadella seguía descontrolado. Los cortafuegos abiertos en las urbanizaciones que lindan con este paraje no lograron detener un incendio que se propagó con gran rapidez. La densa vegetación provocaba que, por momentos, incluso se produjeran explosiones.
Fuentes policiales se mostraron convencidas de que esta cadena de incendios la provocó un pirómano. El alcalde también indicó a este diario que todo apuntaba a que los fuegos fueron intencionados. Con el primero, ya buscaba arrasar la Granadella. Pero los medios de extinción lo sofocaron con rapidez. El pirómano volvió a la carga y logró su propósito de convertir Xàbia en un caos y un infierno.
Otros fuegos en Moixent y Callosa
Por otro lado, seis aeronaves se movilizaron para apagar las llamas, que obligaron ayer a cortar la carretera que discurre entre Moixent y Fontanars. La evolución favorable del fuego, que ha afectado a vegetación de cañar y barranco, permitió la retirada, avanzada la tarde, de cinco de los cinco medios aéreos, y, al anochecer se retiraron todos los medios aéreos para quedar solo los terrestres. Sobre las 19 horas se produho un incendio más, en este caso en Bolulla-Callosa d'En Sarrià, en la partida Tossal, en Alicante.